2013– Ganador del Premio de Poesía “Caminos” de T. de Ardoz. Poema: “Nadie me dijo nada”.
Publicado posteriormente en el libro: “Diario de un papá filósofo”, Ed. Ledoria, Toledo. Link:
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Nadie, cuando tú naciste, me dijo nada.
Besé temblando tu mano
y mi alma se estremeció al oír tu llanto.
¿Quién eres?, ¿cuál es tu nombre?, me pregunté admirado.
Y, aunque no dijiste nada,
tus ojos, caprichosos de luz y tiempo,
se tatuaron en mi alma.
Hasta ese momento, puedo afirmarlo sin duda alguna,
tuve guardado, bajo el velo del silencio,
el más bello de todos mis sentimientos.
Nadie me dijo nada y, sin embargo, te pido hijo mío,
si así puedo llamarte,
que salgas despacio a las calles del dolor
y disfrutes de la zubia de los colores
que esperan tu amor, que esperan tu tiempo.
Ahí está, hijo,
el trampolín de la vida que te permitirá saltar
a lo más profundo del mar.
Será allí donde aprenderás a jugar
con sueños de azúcar, con sueños de sal.
Allí aprenderás las más bellas palabras
llenas de arte y amor,
llenas de juego y azar. Porque la vida es todo eso,
arte, amor, juego y, sobre todo, azar.
Nadie me dijo nada, nadie me avisó
que tendríamos tú y yo,
la misma piel,
las mismas manos,
los mismos ojos,
las mismas palabras…, los mismos sentidos
y distinta alma.
Hijo, si así puedo llamarte,
si mi piel es tu piel,
si mis manos son tus manos,
si mis ojos son tus ojos,
si mis palabras son tus palabras…, si mis sentidos son tus sentidos,
si mi alma no es tu alma…,
sólo te pido, por favor,
que no alteres la serenidad de tu calma
la armonía tus rasgos
y los eternos cristales de agua que
en mi rostro has dejado.
Hijo, nadie me dijo nada y ahora he sido capaz de entender
el envejecido misterio de ser padre
y el futuro de esperanza que para ti se levanta.